Cortinas noren de geisha y samurai, Makiko y Kentaro
La historia del hombre y la mujer, a través del tiempo… y las cortinas.
Las cortinas noren que Japonesca pinta a mano están inspiradas en la cultura japonesa, sus motivos en pintura clásica y, en este caso, también en sus mitos y leyendas.
Esta es una historia inspirada en la tradición de leyendas japonesas tradicionales de espíritus que aparecen en el entorno mundano.
Makiko y Kentaro, los amantes eternos
Esta historia nace e la época Edo, cuando el samurai Kentaro llegó un día a puerto… Y el mundo desapareció bajo sus pies.
Por el muelle apareció Makiko, geisha de Edo, la capital del imperio. Ella también se azoró.
Y de aquel encuentro surgió un amor eterno, se juraron acompañarse a través del tiempo y el espacio, y así vivieron su existencia.
Dos siglos más tarde, Japonesca eligió al azar en un libro de grabados de Katsushika Hokusai, gran maestro del Ukiyo-e de la época Edo, las estampas de una geisha y un samurai que armonizaban perfectamente, representando lo masculino y lo femenino.
Esos eran Makiko y Kentaro.
Japonesca empezó a reproducir esa imagen en sus cortinas noren que ofrece en Japonesca Handmade.
Pero a diferencia de los métodos de estampación en serie, la pintura a pincel crea obras inevitablemente únicas,
…Y a cada cortina reproducida, se podía ver como las imágenes de Makiko y Kentaro cambiaban de expresión, y así cada imagen cobraba su propia esencia.
Cuando las ponía a secar una vez terminadas, el samurai y la geisha se dirigían la mirada.
Siempre iguales, siempre diferentes, suspendidos los dos en ese momento eterno.
Y así nació la leyenda que da vida a estos dos amantes a través del tiempo, cuando el arte les permite asomarse otra vez a este plano de existencia y representar una esencia de lo masculino y lo femenino en su más antigua esencia.
Japonesca sigue reproduciendo a Makiko y Kentaro, que pasan a lucir en hogares del mundo entero, como son España, Estados Unidos, o el Reino Unido . Así aprovechan para ver mundo.
Cortinas que son leyenda, ¿Quieres las tuyas?
